Las viviendas de la foto no están en un suburbio. Así, a ojo, cuestan más de 120 millones de pesetas (700.000€) cada una. Lo que habrá que trabajar para vivir ahí. Yo me conformo con muchísimo menos.
Y ahora lo importante: yo también te deseo un buen 2011.
Mujer, tanto como maldecir... Ademas, seguro que la gente que vive ahí está tan contenta con la casa que tiene. Incluso , si vieran esta entrada del blog me dirian que lo que yo tengo es ¡envidia!.
Recuerdo, Erelea, a personas que nacieron en grandes ciudades, y que jamás habían conocido "el medio rural". Esas personas abandonaron Madrid, Barcelona..., para emprender una nueva vida en pequeños pueblos. Fue allá por los setenta y ochenta, y en gran número. La integración en el medio rural no es fácil, y no tanto por lo extraño que se hace para el urbanita cambiar de hábitos, si no porque "nunca" pertenecerán al lugar en el que no nacieron. No quiero generalizar; o al menos no quiero que se entienda esta generalización como un axioma, sino como una realidad estadística: Quedaron muy pocos; la mayoría regresó a su ciudad.
La vida en el campo está muy bien en verano, pero todo el año, y más en un pueblo pequeño de Castilla, no es algo para todos los públicos ni mucho menos.
A mí me abruma el sentimiento de hormiguero, de amontonamiento y, paradójicamente, de soledad. Siempre he sido habitante de barrio viejo, donde se circula "a paso de hombre", que se dice por aquí, con toda incorrección política. Me costaría mucho trabajo vivir ahí, aunque sean pisos lujosísimos, seguramente por las mismas razones por las que los urbanitas setenteros acabaron abandonando el campo. Cuestión, seguramente, de etología, más que nada.
8 comentarios:
Y lo peor: la manera de ver la vida y de vivirla.
Es una foto filosófica, Erelea.
Más bonita la foto que el objeto.
Y feliz año.
Las viviendas de la foto no están en un suburbio. Así, a ojo, cuestan más de 120 millones de pesetas (700.000€) cada una. Lo que habrá que trabajar para vivir ahí.
Yo me conformo con muchísimo menos.
Y ahora lo importante: yo también te deseo un buen 2011.
Sí, parece una mala broma.La foto hace pensar y maldecir.
Feliz año.
Mujer, tanto como maldecir...
Ademas, seguro que la gente que vive ahí está tan contenta con la casa que tiene. Incluso , si vieran esta entrada del blog me dirian que lo que yo tengo es ¡envidia!.
!Que tengas un 2011 estupendo¡ :)
Recuerdo, Erelea, a personas que nacieron en grandes ciudades, y que jamás habían conocido "el medio rural". Esas personas abandonaron Madrid, Barcelona..., para emprender una nueva vida en pequeños pueblos. Fue allá por los setenta y ochenta, y en gran número.
La integración en el medio rural no es fácil, y no tanto por lo extraño que se hace para el urbanita cambiar de hábitos, si no porque "nunca" pertenecerán al lugar en el que no nacieron.
No quiero generalizar; o al menos no quiero que se entienda esta generalización como un axioma, sino como una realidad estadística:
Quedaron muy pocos; la mayoría regresó a su ciudad.
Ah... Y feliz 2011, si me permites.
Gracias Diminuto. Feliz año también para tí.
La vida en el campo está muy bien en verano, pero todo el año, y más en un pueblo pequeño de Castilla, no es algo para todos los públicos ni mucho menos.
A mí me abruma el sentimiento de hormiguero, de amontonamiento y, paradójicamente, de soledad. Siempre he sido habitante de barrio viejo, donde se circula "a paso de hombre", que se dice por aquí, con toda incorrección política. Me costaría mucho trabajo vivir ahí, aunque sean pisos lujosísimos, seguramente por las mismas razones por las que los urbanitas setenteros acabaron abandonando el campo. Cuestión, seguramente, de etología, más que nada.
En los barrios viejos, como en los pueblos, se habla CON la gente.
En los sitios grandes se habla DE la gente (y muchas veces ni siquiera eso). Por eso hay tanta soledad.
El tópico de la ciudad deshumanizada no es un tópico, es una realidad.
Publicar un comentario