Aunque pretendo que este sea un blog fotográfico (posiblemente sea exagerada mi pretensión), la foto de hoy no está aquí porque me parezca una foto estupenda, sino porque responde a una petición. Mi amiga Recuerdos perdidos me pide una foto de hormigas, aunque sea una sola hormiga, y aquí está.
En el mes de junio, al acabar el curso escolar, se nos ocurrió comprar a mi hijo de 10 años un "hormiguero". Consiste en una especie de pecera rellena de un gel en el que ver trabajar a las hormigas. Al comprarlo no hay hormigas. Estas hay que añadirlas después. Hay dos opciones: comprar unas hormigas (como lo estás leyendo: comprar hormigas en una dirección de internet), o ir a un hormiguero y coger 30 ó 40 y ya está. Nosotros elegimos la segunda opción.
Donde yo vivo hay varias especies de hormigas y elegimos las más grandes y pacíficas. Según las instrucciones en un par de días se pondrían a hacer galerías, vivirían dos o tres meses, y se alimentarían del propio gel.
Así fue. Nuestras hormigas se ve que eran algo torpes porque hasta que empezaron a trabajar pasaron 5 o 6 días, pero empezaron, y se pusieron a construir galerías. Es verdad que era entretenido verlas con sus paseos incansables. También era entretenido contarlas, ya que cada vez había menos (luego descubrimos unos pequeños agujeros de ventilación por los que se escaparon las más pequeñas). Al cabo de tres semanas ya no las hacía caso nadie, salvo algún vistazo ocasional, pero allí estaban, a lo suyo.
Y pasó julio, y agosto, y crecieron y eran todas grandes y hermosas, y pasó septiembre... y poco a poco se cansaron de trabajar, y se fueron muriendo (suponemos que de pura vejez).
Hoy, al cabo de casi cuatro meses, ya solo queda una hormiga (sí, una, la de la foto). Supongo que para ser una hormiga es una anciana.
¿Y ahora qué?, porque en las instrucciones no decía nada de que hacer al llegar a esta situación.
Yo me pregunto: ¿qué siente una hormiga cuando la meten en una pecera?, ¿y cuando se hace mayor y se queda sola?, ¿sufrirá?...
Ya sé que solo es una hormiga, pero es "mi" hormiga.
¿Mi amiga la hormiga? Creo que no. A los amigos no se les hace esto.
En fin, una cosa hemos aprendido: en mi casa nunca volveremos a tener a un animal salvaje en una jaula.
2 comentarios:
Muchas gracias por la foto y por compartir la "pequeña" vivencia.
Una pena ser la última hormiga de esa "jaula", pero al menos perdurará en este blog.
Yo también me pregunto, ¿qué sentirá estando ahí?, ¿qué sentirá haciéndose vieja en esa pecera?
Un saludo.
No creo que la consuele mucho aparecer en un blog. Hay quien me ha dicho que la pise.
En cuanto a qué sentirá te puedo decir que las hormigas son muy muy poco comunicativas.
Un saludo.
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